Hojas de Otoño cayendo en suelo y,
mis presos sentimientos cayendo
en la libertad de mis versos.

Lectores

jueves, 10 de diciembre de 2015

Es por ti no por mi.

Escucharé el rugido de tu estomago
cuando las migas me entorpezcan el habla;
me quejaré de tu titiriteo si tus dedos me hielan los huesos.
Atenderé tu sed con una triste lágrima derramada,
pero la mía, vendería mi alma por saciarla.
Que desequilibrio muestras al caminar, yo escalaré a lo alto y, te contaré de qué color es el mar, con las palabras justas y te diré que es el paraiso al que pocos pueden llegar. Las pocas heridas de mis dedos serán el símbolo de mi victoria; la sangre bajo tus pies será el icono de tu deshonra.

Creeme, mis ojos pierden horas por verte y mi vida valor por tenerte. El cielo no me esperará eternamente, tu boca torcida será una mueca y no una sonrisa. ¿Por qué me arrancas las plumas una a una? Si toda la poesía que escribes con ella son divagaciones que jamás pisarán la Luna.
Si me pierdo en el camino es por tu mala fortuna, pero aléjate tres pasos y me entrarán las dudas. Y tu improvisada fogata es algo útil por fin; tal vez esta noche ,mis mantas arropen mi helado corazón y pueda dormir.
Deja de llorar y quejarte Magdalena. ¿Dónde está tu fortaleza? Espera tiempos mejores que, viento favorables vendrán, tan certero como que mañana amanecerá pero mientras, nada contracorriente que de mi lado no quiero perderte.

martes, 24 de noviembre de 2015

Fight for your dreams.

  

Tengo muy poco tiempo para llegar a tiempo. 
No me oscurezcas el camino con sombras innecesarias.
 Sí, efectivamente, podría. 
Podría buscar un menchero, buscar madera o esperar al sol pero,
dejaría de buscar el camino hacia la Antorcha de mis Sueños.



Prendí el último incienso con tu esencia,
igual que nuestro tiempo, volaba lejos. 
Decidí buscarte aún en mis versos.
Están como nuestras promesas, en bocas de otros.

Partitura para piano.

  


Es una melodía lenta y melancólica, llena de paz,
la que resuena en las paredes del corazón herido. 
El todo danz con ella y, en ese momento, se aleja mil pies. 
Llega a su apogeo, dudas y desconsuelos, para luego perderse y, 
resonar lenta y melancólica de nuevo.

55º Centígrados.






           Bebo de mil manantiales mas ninguno sacia esta acuciante sed. 
Deshidratada y desubicada en un desierto de recuerdos muertos;
siento la aspera caricia del viento; me evoca el duro recorrido del desaliento. 
Entregando al mundo mi alma para que expire lejos.

En la oscuridad de la noche vuela el pájaro.








         Oiré el silencio en lo más profundo de la noche,
desvelaré mis miedos e inseguridades para que duerman un largo tiempo. 
Caminaré sobre sueo inestable para aprender a guardar equilibrio.
Escribiré sobre hojas de otoño mi dulce experiencia para no olvidarla.

miércoles, 7 de octubre de 2015

EL EDEN.




Mis delirios me cuentan que hay un mundo donde no existen las reglas;
que todo lo que existe vuela con el viento a un paraíso lejano 
del entendimiento y las palabras;
que la paz es el bálsamo que todos en mi tierra buscan.
El desaliento es tan solo el momento previo a la siguiente respiración.
Todo lo que existe perdura y la poesía es tangible y visible, pura como el agua,
una ley universal de la cual depende todo. 
Hay un lugar donde todo es desconocido pero te calma y
la libertad es tan solo otro componente de su atmósfera.
Hay un mundo donde todo fluye como fluyen las lágrimas y jamás deseas volver tras tus pisadas;
donde gritas y te desequilibras, 
donde danzas y ríes de alegría,
donde llegan cada una de las causas perdidas, 
donde encuentran su razón hasta las ánimas más enloquecidas.
Brota su uiverso de una fuente desconocida y encuentras calor hasta en la cueva más oscura.
Hay un mundo o un páramo donde mis luchas carecen de sentido y mis derrotas son lo unico que me distingue.
Me provoca heridas cuando vuelvo y entre labios humanos cuento lo que anhelo. 
El miedo es positivo y, el dolor soportable y, 
la locura transitoria y, la rabia un colgante. 
Hay un lugar de fuerza infinita que impulsa las olas que nos mueven cada día y,
nos mecemos, o bien a la deriva, o bien contra marea.
Y nos calamos o bien de lluvia o bien de espasmos.
Pliego la arena de esos ecos resecos en mis dedos y,
los dejo escapar al viento, pero no mi viento,
no en mi tierra, no en mi mar, más allá.